MATERIAL DIDÁCTICO DE «¡MUJER TENÍAS QUE SER! (una historia del teatro español con nombre de mujer)»: descripción del proyecto, flyer de la obra, figurines digitales y vídeo entrevista con alumnado reflexionando sobre feminismo

Descripción del proyecto

“¡Mujer tenías que ser!” es una obra de teatro en cuyo título  se juega con el doble sentido de la frase (el peyorativo con el que fue creada la expresión y el exclamativo que empodera la figura de la mujer). Es un espectáculo que mezcla el juego corporal, los diálogos dinámicos, la multiplicidad de personajes a través de códigos teatrales de convención, los audiovisuales y la música.

¿Y por qué es “una historia del teatro español con nombre de mujer”? Pues, sencillamente, porque se hará un recorrido por personajes teatrales españoles tan relevantes como La Celestina, Melibea y Areúsa (La Celestina, de Fernando de Rojas), La Gitana (La Gitana Ladrona, de Lope de Rueda), Chirinos (El retablo de las maravillas, de Cervantes) Laurencia (Fuenteovejuna, de Lope de Vega), Doña Juana (Don Gil de las Calzas Verdes, de Tirso de Molina), Rosaura (La Vida es Sueño, de Calderón de la Barca), Doña Francisca (El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín), Doña Inés (Don Juan Tenorio, de José Zorrilla) hasta personajes contemporáneos como Adela, Bernarda, Martirio y La Novia (La Casa de Bernarda Alba y Bodas de Sangre, respectivamente, de Federico García Lorca), La Pisa Bien (Luces de Bohemia, de Valle-Inclán), Carmina (Historia de una escalera, de Buero Vallejo), Carmen Sotillo (Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes), Chusa (Bajarse al moro, de José Luis Alonso de Santos), Carmela (¡Ay, Carmela!, de José Sanchís Sinisterra) y Blancanieves (Y como no se pudrió… Blancanieves, de Angélica Liddell).

Personaje de La Lunares («Luces de bohemia», Valle-Inclán)

Sinopsis

La Baltasara y La Calderona, dos actrices famosas del Siglo de Oro, van en busca de Solano, su compañero actor, al que han perdido, camino a una representación en la Villa de Madrid. En su búsqueda, se encontrarán con un elemento sospechoso, brillante y extravagante que les conducirá a un viaje por el tiempo a través del teatro español. 

La Baltasara y La Calderona, en acción

Durante el espectáculo se hará un recorrido por personajes teatrales españoles tan relevantes como La Celestina, Melibea y Areúsa (La Celestina, de Fernando de Rojas), la Gitana (La Gitana Ladrona, de Lope de Rueda), La Chirinos (El retablo de las maravillas, de Cervantes) Laurencia (Fuenteovejuna, de Lope de Vega), Doña Juana (Don Gil de las Calzas Verdes, de Tirso de Molina), Rosaura (La Vida es Sueño, de Calderón de la Barca), Doña Francisca (El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín), Doña Inés (Don Juan Tenorio, de José Zorrilla) hasta personajes contemporáneos como Adela  (La Casa de Bernarda Alba  de Federico García Lorca), La Pisa Bien (Luces de Bohemia, de Valle-Inclán), Carmina (Historia de una escalera, de Buero Vallejo) o Chusa (Bajarse al moro, de José Luis Alonso de Santos).

La Celestina, en su célebre conjuro al diablo: «¡Conjúrote, triste Plutón…!»

Una obra idónea para adolescentes y centros de Educación Secundaria (a partir de 3º ESO hasta Bachillerato)

Actuación para los IES de Secundaria y Bachillerato en el Auditorio y Palacio de Congresos «Infanta Doña Elena» de Águilas (Murcia). Diciembre de 2022.

La obra también está dirigida a alumnado de secundaria y bachillerato. Dicho proyecto surge de la necesidad de trabajar por la igualdad de género en el ámbito adolescente y juvenil. Ante dicho sector de público, cada vez más influido por comportamientos y actitudes machistas (sobre todo en redes sociales y plataformas multimedia como Youtube, Instagram o Twitch, entre otras), pretendemos que el teatro se convierta en un instrumento útil y activo donde la juventud pueda verse reflejada.

De hecho, en zonas con adolescentes y jóvenes en riesgo de exclusión social, se hace más necesario este teatro, pues la mujer sufre más discriminación y se reducen sus posibilidades de evolución social, económica y cultural. Queremos que tanto chicos como chicas reconozcan actitudes negativas para desecharlas y aprecien las positivas para aplicarlas en su día a día.

La obra también presenta la opción de trabajar la interactividad con el público a través de las nuevas tecnologías (quiz sobre el contenido de la obra a través de herramientas como Kahoot, uso de códigos QR para acceder al banco de personajes femeninos tratados, entre otras herramientas), además de la incorporación de material audiovisual durante la representación, todo ello en aras de “conectar” con nuestro destinatario principal: la juventud.

Después de la obra, el equipo artístico establecerá un coloquio con el público asistente en el que se traten aspectos relativos a la creación y representación del montaje.

Por último, la propia temática de la obra conlleva el tratamiento de valores necesarios como la igualdad, diversidad, solidaridad, empatía, educación en valores cívicos y sostenibilidad. Pinchad en el enlace de abajo donde encontraréis qué piensan nuestros jóvenes sobre feminismo o igualdad de género.

Vídeo: Reflexión de adolescentes sobre la igualdad de género

FOLLETO Y FIGURINES DIGITALES DE “¡MUJER TENÍAS QUE SER! (Una historia del teatro español con nombre de mujer)”

Aquí os dejamos nuestro folleto, por un lado y, por otro, los bocetos digitales de figurinismo de cada uno de los personajes femeninos tratados en la obra. Realizados por nuestro artista Pedro Javier Casanova López:

“La Celestina”, de Fernando de Rojas: siglo XV. Representa la libertad y la codicia
Areúsa, de “La Celestina”, de Fernando de Rojas: siglo XV.
Representa a la criada libre que detesta a las señoras nobles.
Gitana, de “La Gitana Ladrona”, Lope de Rueda: siglo XVI.
Representa el instinto de supervivencia ante su condición despreciada en la época por ser mujer y de etnia gitana.
La Chirinos, de “El retablo de las maravillas”, de Cervantes: siglo XVI.
Representa la astucia, la picaresca y el talento artístico pocas veces reflejado en personajes femeninos.
Laurencia, de “Fuenteovejuna”, de Lope de Vega: siglo XVII.
Representa la salvaje deshonra que sufre y, harta del código del honor, desea vengar con sus propias manos, si la sociedad de su época lo permitiera.
Rosaura, de “La vida es sueño”, de Calderón de la Barca: siglo XVII.
Representa la defensa de valores tradicionales a manos de una mujer, vestida de hombre para poder lograrlo.
Doña Juana, de “Don Gil de las Calzas Verdes”, de Tirso De Molina: siglo XVII.
Representa la inversión de géneros desde la naturalidad y la gracia para salir victoriosa de sus asuntos amorosos.
Doña Paquita, de “El sí de las niñas”, de Leandro Fernández de Moratín: siglo XVIII.
Representa la injusticia de los matrimonios de conveniencia entre jovencitas y señores mayores.
Doña Inés, de “Don Juan Tenorio”: siglo XIX.
Representa la lucha exaltada entre el deber y la pasión desbordante que la arrastra a la figura diabólica de Don Juan Tenorio.
Enriqueta, La Pisa Bien, de “Luces de Bohemia”, de Valle-Inclán: siglo XX.
Representa la libertad de la mujer, denostada en ambientes marginales. Figura picaresca y entrañable.
La Lunares, de “Luces de Bohemia”, de Valle-Inclán: siglo XX.
Representa la inocencia y la ternura en medio de la desolación del Madrid convulso en los años 20.
La Novia, de “Bodas de Sangre”, de Federico García Lorca: siglo XX.
Representa el amor desbocado que conduce a la muerte y la desgracia en un ambiente tradicional opresor.
Bernarda, de “La Casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca: siglo XX.
Representa el ambiente asfixiante de la sociedad patriarcal, encarnado en la figura de una mujer cuya autoridad es implacable.
Martirio, de “La Casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca: siglo XX.
Representa, como su propio nombre indica, la amargura y la frustración del amor no consumado entre ella y Pepe el Romano.
Adela, de “La Casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca: siglo XX.
Representa el ansia de libertad de la mujer en medio de una sociedad machista. Es la fuerza del cambio que choca con la moral de Bernarda y la conduce a la muerte.
Carmina joven, de “Historia de una escalera”: siglo XX.
Representa la imposibilidad de evolución y realización en una sociedad de posguerra que perpetúa odios entre dos parejas enfrentadas: Carmina y Urbano, Fernando y Elvira.
Carmen Sotillo, de “Cinco horas con Mario”, de Miguel Delibes: siglo XX.
Representa a la mujer de clase media de los años 60, todavía oprimida por el machismo de la época.
La Chusa, de “Bajarse al moro”, de José Luis Alonso de Santos: siglo XX.
Representa la libertad que comienza a sentir la mujer en los años 80, con la llegada de la democracia.
Carmela, de “¡Ay, Carmela!”, de Sanchís Sinisterra: siglo XX.
Representa la frontera entre los límites de la realidad y la ficción, pues es un fantasma que visita a su marido Paulino, tiempo después de su muerte.
Blancanieves, de “Y como no se pudrió… Blancanieves”, de Angélica Liddell.
Representa, contrariamente al personaje de cuento, a una niña-soldado cuya infancia le han arrancado a pedazos en un ambiente bélico salvaje.

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